Joan Miró
Por María Fernanda Gallareta
Una de las figuras más importantes dentro del surrealismo abstracto (vertiente infantil y automática del surrealismo) fue, sin dudas, Joan Miró (España, 1893-1983).
Se desempeñó como pintor, escultor, grabador y ceramista, español por nacimiento y poseedor de una visión fantástica del mundo, la cual le permitió transformarlo mediante formas naturales.
Para Miró el subconsciente era un enorme campo de juegos, o un juguete muy parecido a los que tuvo en su infancia.
Inició en la pintura fuertes influencias del fauvismo, cubismo y expresionismo, además de un peculiar toque personal.
En un viaje a París descubre un deseo de cambiar los métodos convencionales y firma el Manifiesto Surrealista, acción que provoca la incorporación de formas infantiles automáticas y signos caligráficos a sus obras.
Con el paso del tiempo, su obra se va volviendo cada vez más simple, utilizando elementos propios como el punto, la línea y la estrella, utilizando mayormente formas primarias. Cabe a destacar que, en consecuencia de lo antes mencionado, el español decidió hacer una reducción de su paleta a colores primarios.
Su arte posee mucho simbolismo (el pájaro, las estrellas, la figura femenina, etc.) que refleja su visión ingenua, feliz e impetuosa del mundo.Los elementos propios son el punto, la línea y la estrella.
Entre sus obras más destacadas se encuentran: “El Carnaval de Arlequín” (1925), “La masía” (1921-1922), “El campo labrado” (1923-1924), “Interiores holandeses” (1928) y “Paisaje catalán - El cazador” (1923-1924).