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Las señoritas de Avignon

Por Lizette Trujillo

Una escena peculiar en la calle de Avignon, un sendero particular abundante en burdeles, donde Picasso nos muestra a cinco prostitutas barcelonesas usando un estilo inédito hasta entonces: al estilo cubista.

 

La importancia de esta obra en la carrera artística del español recae en que el cuadro anuncia su producción cubista, donde rompe con todas las normas tradicionales de la pintura figurativa fragmentando la perspectiva en volúmenes cuadrados y angulosos.

 

Tal anomalía artística muestra clara influencia de Cézanne (especialmente sus bañistas), El Greco (su obra Visión del Apocalispsis) y el arte primitivo (escultura ibérica y africana). Las mujeres que aparecen desnudas tienen desfigurados sus rostros, algunas de ellas recuerdan máscaras africanas.

 

La conducción de las influencias antes mencionadas provocó que Picasso comenzara a pintar la obra entre junio de 1906 y julio de 1907, sin tener ni la más remota idea de que con ella iba a cambiar el arte para siempre.

 

Las señoritas de Avignon marcó un hito por la novedosa técnica, la cual no sólo crea el cubismo (corriente que inicia a causa del terremoto provocado por esta obra), sino el arte de vanguardia en general. 

Museo Universitario de Arte

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